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Ramona, adeu y Mar adentro

No he terminado de leer Ramona, adeu, la novela en catalán de Montserrat Roig (Edicions 62) que me dejó Leo para mantener vivo el idioma, pero las tres cuartas partes que me ha dado tiempo a digerir, durante los trayectos en metro y las tardes aburridas de domingo, me han parecido bonitas y tristes. Con la película de Amenábar me ha pasado lo mismo.
El sábado por la noche, después de una mañana de trabajo un tanto accidentada, salí con Sonia a cenar y al cine. Lo primero lo hicimos en un vegetariano de Chueca al que ya habíamos ido otras veces; lo segundo en los cines Princesa de la plaza de los Cubos. ¿Por qué Belén Rueda no deja de parecerme a lo largo de toda la proyección la Lucía de
Los Serrano? Misterio de la humanidad.
Mar adentro es una película con pretensiones, que ofrece una visión de Ramón Sampedro tipo "Chanquete" bastante difícil de creer: en la familia lo adoran (los actores que respaldan a Bardem y Rueda, empezando por Lola Dueñas, son sin duda lo mejor del film), sus amigos no se olvidan de él y todas las mujeres que lo visitan se enamoran perdidamente de sus chistes, sus poemas y su sentido del humor... uhmmm, no me lo creo, y me parece que no soy la única.
Cuando terminó la película, Sonia me confesó que había dado más de una cabezada y, en el baño de chicas, ese lugar donde la sinceridad femenina campa a sus anchas, una amiga le comentó a otra mientras se lavaba las manos: "menudo bodrio nos acabamos de meter"... algo de razón tenía.
Hay escenas buenas, muy muy buenas; escenas que subrayan el buen hacer de Amenabar y Mateo Gil, su inseparable colaborador: desde la distancia insalvable entre dos manos a la brillante intervención de Jose María Pou. Sin embargo, hay también partes de la película que rozan el ridículo, como las imágenes de la playa gallega con Sampedro joven; un paisaje que nos recuerda más a la costa de la República Dominicana.
En fin... no estoy muy positiva. No me hagáis mucho caso. Hoy me siento algo triste. No sé cómo llevar esto del blog: pienso que Antonio lo tiene un poquito abandonado, que no escribe, y que lo que escribo yo, reseñas y críticas a parte, corre el peligro de ser demasiado real, demasiado "querido diario"... ¡Horror! Ni soy Nani Moretti, ni Anaïs Nin, ni Ana Frank, pero incluso en la intención de huir de los topicos reside la convencionalidad más rastrera... no me hagáis caso y, de cualquier manera, id al cine y leed Ramona, adeu. Para criticar las cosas, hay que conocerlas. Ya me diréis. Buenas noches.

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